9 de octubre de 2014: Según un nuevo estudio de datos satelitales llevado a cabo por científicos de la NASA y de la Universidad de Michigan, un pequeño “punto caliente” ubicado en el sudoeste de Estados Unidos es responsable de la producción de la mayor concentración de metano, un gas de efecto invernadero, que se ha visto sobre Estados Unidos (más que el triple de los cálculos estándar hechos en la Tierra).
El metano es muy eficiente para atrapar el calor en la atmósfera y, al igual que el dióxido de carbono, contribuye al calentamiento global. El “punto caliente”, ubicado cerca de las Cuatro Esquinas, el punto de intersección que comprende Arizona, Colorado, Nuevo México y Utah, abarca solamente alrededor de 6.500 kilómetros cuadrados (2.500 millas cuadradas), o la mitad del tamaño de Connecticut.
En cada uno de los siete años estudiados en el período 2003-2009, el área liberó alrededor de 0.59 millones de toneladas métricas de metano a la atmósfera. Esto es casi 3,5 veces el cálculo para la misma área registrado en la muy utilizada base de datos llamada Emissions (Emisiones, en idioma español) de la Unión Europea para la Investigación Atmosférica Global (Global Atmospheric Research, en idioma inglés).
En el estudio publicado hoy en línea en la revista Geophysical Research Letters, los investigadores utilizaron observaciones llevadas a cabo por el instrumento denominado Espectrómetro de Exploración de Imágenes de la Absorción para la Cartografía Atmosférica (Scanning Imaging Absorption Spectrometer for Atmospheric Chartography o SCIAMACHY, por su acrónimo en idioma inglés), de la Agencia Espacial Europea. SCIAMACHY midió los gases de efecto invernadero desde 2002 hasta 2012.El “punto caliente” atmosférico persistió durante todo el período del estudio. Una estación ubicada en la Tierra, en la Red de Observación de la Columna Total de Carbono (Total Carbon Column Observing Network, en idioma inglés), que pone en funcionamiento el Laboratorio Nacional Los Álamos (Los Alamos National Laboratory, en idioma inglés), del Departamento de Energía, proporcionó una validación independiente de la medición.
Con el fin de calcular la tasa de emisiones que se necesitaría para producir la concentración de metano observada en el aire, los autores realizaron simulaciones regionales en alta resolución usando un modelo de transporte químico, el cual estimula la manera en la cual las condiciones del tiempo mueven y cambian los compuestos químicos en el aire.
El científico e investigador Christian Frankenberg, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA, ubicado en Pasadena, California, hace algunos años observó por primera vez la señal de las Cuatro Esquinas en los datos proporcionados por SCIAMACHY.
“No nos enfocamos en eso porque no estábamos seguros de si era una señal verdadera o de si se trataba de un error del instrumento”, expresó Frankenberg.
El autor principal del estudio, Eric Kort, de la Universidad de Michigan, Ann Arbor, notó que el período del estudio es anterior al uso masivo de la fracturación hidráulica, cerca del “punto caliente”. Esto indica que las emisiones de metano no deberían atribuirse a la fracturación sino a las fugas en la producción de gas natural y al equipo de procesamiento en la Cuenca de San Juan, en Nuevo México, que es el yacimiento de producción de metano más activo del país.
El gas natural está compuesto de metano en un 95 a 98 por ciento. El metano no tiene color ni olor, lo que hace que sea más difícil detectar las fugas sin instrumentos científicos.
“Los resultados indican que las emisiones producidas por las técnicas establecidas para la recolección de combustibles fósiles son mayores que las registradas”, dijo Kort. “Se ha prestado mucha atención a la fracturación hidráulica de alto volumen, pero necesitamos tener en cuenta la industria en su conjunto”.
El metano de los yacimientos es gas que recubre los poros y produce grietas dentro del carbón. En las minas de carbón subterráneas, esto es un peligro mortal que causa explosiones fatales casi todos los años porque se filtra hacia afuera de la roca. Después de la crisis energética de Estados Unidos, en la década de 1970, se inventaron técnicas para extraer el metano del carbón y usarlo como combustible. Para el año 2012, el metano de los yacimientos proporcionaba alrededor del 8 por ciento de todo el gas natural en Estados Unidos.
Frankenberg destacó que el estudio demuestra el exclusivo papel que pueden desempeñar las mediciones realizadas desde el espacio para monitorizar los gases de efecto invernadero.
“Los datos satelitales pueden no ser tan precisos como los cálculos hechos en la Tierra pero, desde el espacio, no hay escondites”, dijo Frankenberg.
Más información
En marzo de 2014, el gobierno de Obama anunció una estrategia para reducir las emisiones de metano, la que se plasmó en el Plan de Acción sobre el Clima (Climate Action Plan, en idioma inglés). La estrategia incluye la mejora de las mediciones y de la monitorización de las emisiones de metano y la evaluación de los datos actuales sobre las emisiones de metano.
La NASA monitoriza los signos vitales de la Tierra desde el suelo, el aire y el espacio con una flota de satélites y ambiciosas campañas de observación aéreas y terrestres. Asimismo, la NASA desarrolla nuevas maneras de observar y estudiar los sistemas naturales interconectados de la Tierra con registros de datos a largo plazo y herramientas para el análisis computarizado con el fin de ver mejor cómo está cambiando nuestro planeta. La entidad comparte este conocimiento exclusivo con la comunidad mundial y trabaja con instituciones de Estados Unidos y del mundo que contribuyen para comprender y proteger a nuestro “hogar”.
Para obtener más información sobre las actividades científicas de la NASA relacionadas con la Tierra, en 2014, visite:
http://www.nasa.gov/earthrightnow, en idioma inglés