La Hora del Planeta 2013

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martes, 20 de mayo de 2014

Una eyección de masa coronal, de tipo Carrington, pasa muy cerca de la Tierra

Una eyección de masa coronal, de tipo Carrington, pasa muy cerca de la Tierra

18 de mayo de 2014: El mes último (desde el 8 al 11 de abril), científicos, funcionarios del gobierno, planificadores de emergencias y otras personas se reunieron en Boulder, Colorado, con el fin de asistir al Taller sobre Clima Espacial (Space Weather Workshop, en idioma inglés), de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, en idioma inglés, o Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en idioma español). Este taller es una reunión anual que tiene como objetivo debatir sobre los peligros y las probabilidades de que ocurran tormentas solares.
El actual ciclo solar es más débil que lo usual; de modo que, en consecuencia, podríamos esperar un sencillo encuentro. Pero, por el contrario, los pasillos y las salas de reuniones bullían con entusiasmo por una intensa tormenta solar que estuvo a punto de tocar la Tierra.
“Si hubiera tocado tierra, todavía estaríamos recogiendo los pedazos”, dice Daniel Baker, de la Universidad de Colorado, quien presentó la charla “El Principal Evento de Erupción Solar en Julio de 2012: Definiendo los Escenarios del Clima Espacial Extremo” (The Major Solar Eruptive Event in July 2012: Defining Extreme Space Weather Scenarios,en idioma inglés).
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En un nuevo video de ScienceCast se relata el paso cercano de una supertormenta solar, en julio de 2012. Reproducir el video, en idioma inglés
Este paso tan cercano tuvo lugar hace casi dos años. El 23 de julio de 2012, una nube de plasma o “EMC” (“CME”, por su sigla en idioma inglés) salió despedida desde el Sol a una velocidad de 3000 km/s, más que cuatro veces más rápido que una erupción típica. La tormenta atravesó la órbita de la Tierra pero por suerte nuestro planeta no estaba allí. En cambio, golpeó a la nave espacial STEREO-A. Los investigadores han estado analizando los datos desde entonces y llegaron a la conclusión de que la tormenta fue una de las más potentes que se han registrado en la historia. “Podría haber sido más fuerte que el Evento Carrington mismo”, señala Baker.
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Se denominó Evento Carrington a una serie de ponderosas EMC que golpearon la Tierra de frente, en septiembre del año 1859, desencadenando así auroras boreales tan al sur como en Tahití. Las intensas tormentas geomagnéticas hicieron que las líneas telegráficas del mundo sacaran chispas, incendiando así algunas oficinas telegráficas y también inhabilitando la ‘Internet victoriana’. En la actualidad, una tormenta similar podría tener un efecto catastrófico sobre las redes de energía eléctrica modernas y sobre las redes de telecomunicaciones. Según un estudio llevado a cabo por la Academia Nacional de Ciencias (National Academy of Sciences, en idioma inglés), el impacto económico total podría exceder los 2 billones de dólares o 20 veces más que los costos del huracán Katrina. Podría tomar años reparar los transformadores, de grandes toneladas, calcinados por una tormenta como esa y eso afectaría la seguridad nacional.
Un reciente artículo publicado en Nature Communications y escrito conjuntamente por Janet G. Luhmann, una especialista en física espacial, de la Universidad de California, Berkeley, y por Ying D, un ex postdoctorado, describe qué es lo que confirió su potencia a la tormenta de julio de 2012, la cual fue similar al Evento Carrington. Por un lado, la EMC fue, en verdad, dos EMCs separadas por solamente 10 a 15 minutos. Esta nube de tormenta doble viajó a través de una región del espacio que había sido “limpiada” por otra EMC apenas cuatro días antes. Como resultado, las EMC no fueron desaceleradas tanto como es usual por su tránsito a través del medio interplanetario.
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Un informe llevado a cabo por la Academia Nacional de Ciencias detalla las consecuencias de las tormentas solares extremas. Más información
Si la erupción hubiera ocurrido apenas una semana antes, el sitio de la explosión hubiera estado apuntando hacia la Tierra, en vez de hacerlo hacia el costado; de modo que escapamos de la tormenta por poco.
Cuando el Evento Carrington envolvió la Tierra en el siglo XIX, las tecnologías de la época no eran muy sensibles a las alteraciones electromagnéticas. Por otro lado, la sociedad moderna depende mucho de las tecnologías sensibles al Sol, como los GPS (Global Positioning System, en idioma inglés, o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma español), las comunicaciones satelitales e Internet.
“El efecto de una tormenta como esa sobre nuestras tecnologías modernas sería tremendo”, dice Luhmann.
Durante debates informales que tuvieron lugar en el taller, Nat Gopalswamy, del Centro Goddard para Vuelos Espaciales (Goddard Space Flight Center, en idioma inglés), destacó que “sin las sondas STEREO, de la NASA, podría haber sucedido que nunca conociéramos la intensidad de la supertormenta que se produjo en el año 2012. Esto demuestra el valor de tener ‘boyas para el clima espacial’ ubicadas alrededor del Sol”.
Asimismo, esto destaca la potencia del Sol incluso durante las llamadas “épocas de calma”. Muchos observadores han notado que el ciclo solar actual es débil, quizás el más débil en 100 años. Claramente, hasta un ciclo solar débil puede producir una tormenta muy fuerte.
Baker dice: “Tenemos que estar preparados”.
Créditos y Contactos
Funcionaria Responsable de NASA: Ruth Netting
Editor de Producción: Dr. Tony Phillips
Traducción al Español: Angela Atadía de Borghetti
Editora en Español: Angela Atadía de Borghetti
Formato: Angela Atadía de Borghetti

miércoles, 14 de mayo de 2014

West Antarctic Glaciers in Irreversible Decline


May 12, 2014: Over the years, as temperatures around the world have ratcheted upward, climate change researchers have kept a wary eye on one place perhaps more than any other:  The West Antarctic Ice Sheet, and particularly the fastest melting part of it, the glaciers that flow into the Amundsen Sea.
In that region, six glaciers hang in a precarious balance, partially supported by land, and partially floating in waters just offshore.  There's enough water frozen in the ice sheet that feeds these icy giants to raise global sea levels by 4 feet—if they were to melt. That's troubling because the glaciers are melting. Moreover, a new study finds that their decline appears to be unstoppable.
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A new ScienceCast video lays out the evidence for irreversible decline of the West Antarctic glaciers. Play it
"We've passed the point of no return," says Eric Rignot, a glaciologist working jointly at NASA's Jet Propulsion Laboratory and the University of California, Irvine.  Rignot and colleagues have used 19 years of satellite radar data to map the fast-melting glaciers. In their paper, which has been accepted for publication in Geophysical Research Letters, they conclude that "this sector of West Antarctica is undergoing a marine ice sheet instability that will significantly contribute to sea level rise" in the centuries ahead.
A key concept in the Rignot study is the "grounding line"—the dividing line between land and water underneath a glacier.  Because virtually all melting occurs where the glaciers' undersides touch the ocean, pinpointing the grounding line is crucial for estimating melt rates.
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The problem is, grounding lines are buried under thousands of feet of glacial ice. "It's challenging for a human observer to figure out where they are," Rignot explains. "There's nothing obvious that sticks out on the surface to say, ‘This is where the glacier goes afloat.’"
To find the hidden grounding lines, they examined radar images of the glaciers made by the European Space Agency’s Earth Remote Sensing satellites from 1992 to 2011. Glaciers flex in response to tides.  By analyzing the flexing motions, they were able to trace the grounding lines.
This led to a key discovery.  In all the glaciers they studied, grounding lines were rapidly retreating away from the sea.
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"In this sector, we are seeing retreat rates that we don't see anywhere else on Earth,'" Rignot says. Smith Glacier's line moved the fastest, retreating 22 miles upstream. The other lines retreated from 6 to 19 miles.
As the glaciers melt and lose weight, they float off the land where they used to sit.  Water gets underneath the glacier and pushes the grounding line inland. This, in turn, reduces friction between the glacier and its bed.  The glacier speeds up, stretches out and thins, which drives the grounding line to retreat farther inland. 
This is a "positive feedback loop" that leads to out of control melting.
The only natural factor that can slow or stop this process is a "pinning point" in the bedrock -- a bump or projection that snags the glacier from underneath and keeps it from sliding toward the sea. To investigate this possibility, the researchers made a novel map of the bed beneath the glaciers using radar and other data from satellites and NASA's airborne IceBridge mission. The map revealed that the glaciers had already floated off many of their small pinning points.
In short, there seems to be no turning back. 
"At current melt rates," concludes Rignot, "these glaciers will be 'history' within a few hundred years."
Credits:
Author: Dr. Tony Phillips | Production editor: Dr. Tony Phillips | Credit: Science@NASA
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