La NASA lanzará un observatorio para medir los niveles de carbono
24 de junio de 2014: En el diccionario del cambio climático, hay una palabra que aparece con más frecuencia que cualquier otra: “carbono”. Bonos de carbono, emisiones de carbono, captura de carbono… Estos términos están en boca de todos.
La causa de todo esto es el dióxido de carbono (CO2).
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, en idioma inglés), el CO2 es la causa más importante del calentamiento global. A aproximadamente 400 partes por millón, el dióxido de carbono atmosférico está ahora en su nivel más alto en, al menos, los últimos 800.000 años. En la actualidad, la quema de combustibles fósiles y otras actividades que llevan a cabo los seres humanos están agregando casi 40 mil millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera por año, lo que produce una acumulación que no registra precedentes.
La NASA está a punto de lanzar una nave especial destinada a realizar un seguimiento de este gas de efecto invernadero. El Observatorio Orbital 2 del Carbono (Orbiting Carbon Observatory-2 u OCO-2, en idioma inglés) está realizando los últimos preparativos ya que será lanzado el 1 de julio desde la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea (Vandenberg Air Force Base, en idioma inglés), ubicada en California.
También conocido como “OCO-2”, el satélite que orbitará el polo proporcionará una imagen global de las fuentes humanas y naturales de dióxido de carbono. Asimismo, los datos que aporte OCO-2 serán usados para cuantificar los “sumideros” de dióxido de carbono; es decir, los lugares en los océanos y en el terreno firme por los que naturalmente sale el dióxido de carbono de la atmósfera de la Tierra, el que luego se almacena.
“Saber qué partes de la Tierra están ayudando a quitar carbono de nuestra atmósfera nos ayudará a entender si pueden continuar haciéndolo en el futuro”, dice Michael Gunson, quien es un científico del proyecto OCO-2 en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory o JPL, por su sigla en idioma inglés), de la NASA.
A pesar de que la misión se denomina OCO dos, es, en verdad, la primera nave espacial de la NASA dedicada a medir los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. La nave especial OCO original, lanzada desde Vandenberg hace más de cinco años, nunca llegó a órbita debido a una anomalía de separación que experimentó el vehículo de lanzamiento. OCO-2 es entonces el segundo intento de la NASA.
Y llega justo a tiempo. Los gases de efecto invernadero, como el CO2, atrapan el calor del Sol dentro de la atmósfera de la Tierra. Al mantener temperaturas habitables, el efecto invernadero es esencial para la vida en la Tierra. Sin embargo, los crecientes niveles de CO2 pueden haberle dado a nuestro planeta un exceso de algo que en sí mismo es bueno.
La mayoría de los científicos están de acuerdo en que el aumento del dióxido de carbono provocado por las actividades que realizan los seres humanos, particularmente la quema de combustible fósil y la deforestación, ha desequilibrado el ciclo natural del carbono de la Tierra. Las temperaturas globales de la superficie están aumentando y cambiando el clima de nuestro planeta.
En la actualidad, menos de la mitad de la emisión de dióxido de carbono que emana hacia la atmósfera de la Tierra, ocasionada por las actividades humanas, permanece allí. Los océanos de la Tierra absorben parte del CO2 extra. Los sumideros naturales del terreno toman el resto, pero todavía no es posible comprender cabalmente las cantidades de CO2 que se absorben en varios lugares de la superficie de la Tierra. Los científicos que trabajan en OCO-2 esperan detectar estos sumideros.
“La cuantificación de estos sumideros nos ayudará a predecir la rapidez con la que se acumulará el CO2 en el futuro”, agrega Gunson. “Los datos aportados por esta misión mejorarán la exactitud de las predicciones relacionadas con el cambio climático global”.
La nave OCO-2 detecta el dióxido de carbono usando tres espectrómetros ubicados a bordo. Estos dispositivos funcionan dispersando la luz del Sol en los colores que la constituyen. El CO2 se revela absorbiendo ciertos colores cuando la luz del Sol atraviesa la atmósfera. De esta manera, la nueva nave espacial aumentará drásticamente la cantidad de observaciones del dióxido de carbono y recolectará cientos de miles de mediciones por día cuando el satélite vuele por encima del hemisferio iluminado de la Tierra.
Las mediciones que lleve a cabo OCO-2 se combinarán con datos proporcionados por estaciones ubicadas en tierra, así como por aviones y otros satélites, para ayudar a responder preguntas clave sobre el dióxido de carbono y el cambio climático.
Michael Freilich, quien es el director de la División de Ciencias de la Tierra (Earth Science Division, en idioma inglés), de la NASA, lo resume así: “Con la misión OCO-2, la NASA realizará una nueva e importante contribución al desafío científico de entender mejor a nuestra Tierra y su futuro”.
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